Si estás valorando calefacción industrial para una oficina dentro de nave o para un almacén, esta guía que hemos preparado en Grupo Jarama te ahorra vueltas.
En pocas líneas te explico cómo dimensionar la potencia con una fórmula rápida (m², altura, ΔT y aislamiento), qué tecnología encaja mejor según el uso diario (eléctrico, aire caliente, infrarrojo o bomba de calor), y qué mirar en ruido, ventilación y seguridad para no tener sorpresas.
Además, veremos cómo lidiar con la estratificación en naves altas, cómo sectorizar el calor en zonas de picking y qué controles (termostatos y programación) realmente bajan el consumo.
Quédate porque empezamos ya.
A la hora de elegir, lo que tienes que valorar son los aspectos siguientes:
Para una primera estimación útil, piensa en volumen (m³) y en la calidad del aislamiento. En oficinas con altura estándar (≈2,5 m) y buen aislamiento, una guía práctica sitúa 700–1.000 W por cada 10 m²; en espacios mayores conviene repartir equipos para cubrir homogéneamente la sala. Estas pautas nos sirven como ancla para pasar a W/m³ cuando el techo sube o el aislamiento empeora.
Cuando una oficina está metida dentro de la nave y la puerta del almacén abre a menudo, es recomendable subir un nivel el rango para compensar esas pérdidas. También preferimos dos equipos medianos frente a uno grande: calientan más uniforme y dan redundancia si uno se para.
Ante un cliente que nos dice “lo uso todo el día”, solemos orientar a sistemas más eficientes con termostatos y programación horaria. Si es para un muelle de carga con puertas en vaivén, infrarrojo focal para el personal y un desestratificador arriba funcionan genial para recortar consumo.
En oficinas abiertas, el ruido manda: prefiero equipos con bajo caudal y buen control modulante. En naves altas se puede llegar a ahorrar un 20–30 % al instalar desestratificadores que bajan el aire caliente acumulado en cubierta.
En oficinas “dentro de nave” con cristaleras al almacén, funciona muy bien programar arranques 30–45 min antes del turno y escalonar potencias para evitar picos.
El IR calienta superficies/personas sin mover tanto aire, lo que lo hace práctico en zonas abiertas o con corrientes. También permite focalizar el gasto solo en los puestos activos.
En muelles con puertas abatibles, colocar IR sobre la línea de trabajo y un cortina de aire en la puerta es perfecto: el personal lo nota y la factura no se dispara.
Con techos de 6–10 m, el calor se acumula arriba. Desestratificar mejora el confort a nivel de operario y ayuda a reducir consumo al reaprovechar ese aire caliente.
|
Tecnología |
Dónde brilla |
Ventajas clave |
Precauciones |
|
Eléctrico (aerotermos/IR) |
Oficinas pequeñas/medias, puntos de trabajo |
Instalación sencilla, sin humos, buen control |
OPEX más alto si muchas horas; revisar potencia contratada |
|
Gas/Diésel (directo) |
Naves ventiladas, obra, semiabiertos |
Potencia/pico altos, calentamiento rápido |
Requiere ventilación; no apto para oficinas cerradas. |
|
Gas/Diésel (indirecto) |
Interiores con presencia continua |
Gases fuera del local, calor limpio en zona |
Conductos y mantenimiento de combustión. |
|
Bomba de calor (aire-aire) |
Oficinas con uso ≥8 h/día |
Mejor OPEX y confort, control fino |
Si uso ≥8 h/día, prioriza bomba de calor; si ≤4 h/día puntuales, eléctrico puede bastar.
En almacenes con 7–8 m de altura, antes de sobredimensionar, desestratifica y sectoriza el calor.
Hacerlo es algo que se notará en las facturas: menos arranques a tope y mejor confort en pasillos.
Si buscas una única regla: dimensiona bien y elige tecnología por uso y ventilación. Para oficinas con muchas horas, el camino es eficiencia + control; para almacenes con corrientes o necesidades puntuales, IR y aire forzado dan la respuesta más práctica con apoyo de desestratificación. Si quieres, te hacemos en Grupo Jarama un cálculo rápido: envíanos m², altura, aislamiento y horas/día y te proponemos potencia y combinación óptima.
0 Comentarios