Muchos instaladores siguen encontrando la misma duda en las obras: “¿Cuántos vatios necesito para iluminar esta sala?” La pregunta parece lógica, porque durante décadas elegimos bombillas por potencia. Era fácil. Una de 60 W iluminaba más que una de 40 W, y con eso bastaba.
Hoy el LED ha cambiado las reglas. La potencia ya no dice cuánta luz ofrece una luminaria. Hablar de vatios sirve para consumo. Nada más. Por eso entender la diferencia entre lúmenes y vatios marca la diferencia en un proyecto bien montado.
El vatio mide la energía que consume una luminaria. No habla de su brillo. Solo del gasto. Antes se asociaba potencia con luz porque las bombillas tradicionales tenían rendimientos muy parecidos entre sí. Más vatios, más luz. Así de simple.
Las luminarias LED rompen esa relación. Puedes tener 10 W que iluminan más que una bombilla halógena de 50 W. La potencia baja y el rendimiento sube. Por eso basar una elección solo en vatios puede llevar a errores en una instalación nueva, una reforma o un cambio de luminarias.
Los lúmenes indican cuánta luz emite una bombilla o panel. Aquí está la clave. Este valor determina la iluminación real de un espacio. Cuantos más lúmenes, mayor flujo lumínico. Es el dato que cualquier profesional debe mirar primero al elegir una luminaria LED.
Para orientarte, estos rangos suelen funcionar bien:
En LED, el valor clave es el flujo lumínico. La potencia sirve para comprobar si la instalación eléctrica soporta la carga. Un instalador que prioriza lúmenes acierta más. Evita zonas oscuras, ahorra trabajo al cliente y reduce revisiones posteriores.
Las equivalencias pueden variar según fabricante, ópticas y calidad del chip LED, pero esta tabla funciona como referencia rápida:
|
Tipo de bombilla |
Lúmenes aproximados |
Vatios halógeno |
Vatios LED |
|
Baja iluminación |
200 – 400 lm |
25 W |
2 – 4 W |
|
Iluminación media |
600 – 800 lm |
40 – 60 W |
6 – 10 W |
|
Alta iluminación |
1.000 – 1.500 lm |
75 – 100 W |
10 – 15 W |
|
Panel oficina |
3.000 – 4.000 lm |
— |
30 – 40 W |
|
Proyector exterior |
5.000 – 10.000 lm |
— |
50 – 100 W |
Esta comparación ayuda a romper la antigua referencia de los vatios y centrarse en el dato que importa.
Una cocina pequeña puede quedar bien con 600 a 800 lúmenes. Un salón abierto pide más, sobre todo si tiene zonas de lectura o trabajo. En un dormitorio, 300 a 500 lúmenes suelen bastar para la luz general.
En espacios de paso, como pasillos o distribuidores, una iluminación de 400 a 700 lúmenes crea un ambiente cómodo sin deslumbrar.
Pensar en lúmenes permite planificar con precisión y evitar reubicaciones de última hora.
Uno de los fallos habituales es elegir una bombilla de “muchos vatios” porque parece más potente. En LED, ese criterio no funciona. Otro error es no revisar el rendimiento real, expresado en lúmenes por vatio. Dos luminarias con la misma potencia pueden ofrecer flujos distintos.
También es frecuente instalar una lámpara bonita pero insuficiente para la zona. Esto pasa en baños, cocinas y oficinas pequeñas. El resultado son sombras, trabajo incómodo y quejas de los usuarios.
El sector ha cambiado. La iluminación LED exige mirar otros datos. Los vatios ayudan a calcular consumo y cargas. Los lúmenes determinan si un espacio queda bien iluminado. Con esta diferencia clara, elegir la luminaria adecuada resulta más sencillo, rápido y seguro.
Si necesitas asesoramiento o buscas iluminación para tu próximo proyecto, estamos para ayudarte.
0 Comentarios