Instalar cableado eléctrico no es solo cuestión de fuerza o práctica. Requiere método, herramientas adecuadas y, sobre todo, cuidar el material que se manipula. Cada vez que se tira un cable a través de un tubo o conducto, entran en juego factores como la fricción, la tensión y la longitud del recorrido. Y ahí es donde los pasacables y los lubricantes especializados se convierten en aliados imprescindibles.
En este artículo veremos por qué son tan importantes los pasacables en las instalaciones eléctricas, cómo elegir el modelo más adecuado según el tipo de trabajo y en qué casos conviene usar lubricantes específicos para tirado de cables, según las recomendaciones de fabricantes como Polywater, Anguila o Estiare.
El objetivo: ayudarte a conseguir instalaciones más rápidas, seguras y duraderas, reduciendo esfuerzos y evitando daños en los cables o conducciones.
Quédate que empezamos.
El pasacables es una herramienta esencial en cualquier instalación eléctrica o fotovoltaica. Su función principal es guiar y facilitar el paso de los conductores a través de tubos, canalizaciones o bandejas, reduciendo la fricción y evitando que el cable se dañe durante el proceso.
En obras de nueva construcción, reformas o instalaciones de autoconsumo solar, donde los recorridos pueden ser largos y con varios giros, el pasacables permite introducir el cable de manera controlada, sin forzar ni doblar en exceso los conductores. Además, agiliza el trabajo, mejora la ergonomía del instalador y garantiza un resultado más limpio y profesional.
Su diseño (ya sea en nylon, acero recubierto o fibra de vidrio) está pensado para adaptarse a distintos tipos de conductos y resistir las tensiones propias del tirado. En resumen, un buen pasacables no solo ahorra tiempo: protege la instalación y al instalador.
Tirar cables sin un pasacables o sin lubricar puede parecer una solución rápida, pero multiplica los riesgos técnicos y económicos.
Entre los más frecuentes:
Los fabricantes especializados, como Polywater o Estiare, recomiendan siempre el uso de herramientas y lubricantes adecuados para cada tipo de instalación. El motivo es simple: una correcta planificación del tirado reduce la tensión mecánica, mejora la vida útil del cableado y evita averías futuras.
En instalaciones domésticas o de pequeña escala, la maniobrabilidad y la flexibilidad son lo más importante. Los pasacables de nylon son ligeros, económicos y perfectos para trabajos en tubos corrugados o recorridos cortos, donde las curvas no son demasiado pronunciadas.
Cuando se necesita algo más de resistencia, el acero recubierto es una excelente opción. Su alma metálica aporta mayor rigidez, ideal para tramos algo más largos o tubos de mayor diámetro, mientras que el recubrimiento plástico protege los bordes y evita daños al cable o al propio conducto.
Los pasacables de fibra de vidrio, en cambio, son la elección preferida de muchos instaladores profesionales. Combinan una magnífica resistencia a la tracción con una flexibilidad controlada, lo que permite trabajar en conducciones más complejas o con varias curvas sin que el pasacables pierda forma ni se parta.
En entornos industriales o instalaciones fotovoltaicas, los recorridos son más exigentes. En estos casos, el diámetro del pasacables cobra especial relevancia.
Al elegir el diámetro adecuado se reduce la fricción, se mejora el control durante el tirado y se evita ejercer una tensión excesiva sobre los cables.
Los accesorios de un pasacables son una parte clave de su rendimiento. Las puntas intercambiables permiten adaptarse a distintos tipos de cables o bocas de tubo, facilitando la entrada y reduciendo atascos.
Los enrolladores o carretes ayudan a mantener el pasacables ordenado y protegido, evitando deformaciones o enredos que puedan acortar su vida útil.
Y para el tirado final del cable, las mallas tiracables son el complemento ideal. Distribuyen el esfuerzo de forma uniforme y aseguran una sujeción firme, evitando daños en el aislamiento. En conjunto, estos elementos hacen que la instalación sea más rápida, segura y precisa, sobre todo cuando se trabaja en obra o en canalizaciones ocultas.
La elección del pasacables adecuado dependerá de:

Durante el tirado de cables eléctricos, la fricción entre el conductor y las paredes del conducto es el principal enemigo. Un lubricante adecuado reduce esa fricción de manera significativa, disminuyendo la fuerza de tracción necesaria y evitando que el cable se dañe o pierda sus propiedades aislantes.
Según estudios de Polywater, el uso de un lubricante de calidad puede reducir la tensión de tracción entre un 30 % y un 70 %, dependiendo del tipo de tubo y de cable. Además, contribuye a prolongar la vida útil del aislamiento y a mantener la integridad del sistema eléctrico, algo clave en instalaciones fotovoltaicas, industriales o residenciales donde el cableado es extenso.
Hay trabajos donde el lubricante es imprescindible. Se recomienda su uso en:
En todas estas situaciones, los lubricantes especializados, como Duplogel de Estiare o los Polywater LZ y FTTx, facilitan el avance del cable y reducen el esfuerzo físico del instalador, además de evitar daños mecánicos y térmicos.
Los fabricantes recomiendan planificar cada tirado antes de empezar. Factores como la longitud total, el número de curvas, el diámetro interior del tubo y la tensión máxima permitida por el cable determinan si el uso de lubricante es obligatorio o solo aconsejable.
Por ejemplo, la guía técnica de Polywater indica que:
En instalaciones eléctricas, los más comunes son los geles base agua, como Duplogel o Polywater LZ. Reducen la fricción, protegen el aislamiento y son seguros, atóxicos y no inflamables. Su textura evita acumulaciones y permite un tirado fluido incluso en tramos largos.
Para instalaciones de telecomunicaciones o soplado de cables, se emplean lubricantes en espuma o baja viscosidad, que facilitan el deslizamiento sin dañar el cable.
Antes de elegir, revisa siempre su compatibilidad con el material del cable y del tubo, y el rango de temperatura indicado por el fabricante, sobre todo si trabajas en exteriores o entornos de calor.
Antes de usar cualquier lubricante, limpia el conducto y comprueba su estado con un mandril o guía.
Aplica el producto de forma uniforme dentro del tubo o sobre el cable, según el método que mejor se adapte al tipo de instalación.
Como referencia general, se recomienda entre 0,5 y 1 litro cada 30–40 metros de canalización.
Durante el proceso, usa guantes, mantén el área ventilada y evita el contacto directo con la piel o los ojos.
Un lubricante bien elegido y aplicado reduce la fricción, alarga la vida del cable y mejora el rendimiento de toda la instalación.
Un buen pasacables y un lubricante adecuado pueden marcar la diferencia entre una instalación sencilla y una llena de complicaciones.
Planificar, preparar el material y seguir las recomendaciones del fabricante garantiza eficiencia, seguridad y una mayor vida útil del cableado.
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