La iluminación de emergencia entra en juego cuando falla la red.
Permite evacuar, continuar tareas críticas y evitar accidentes. Su diseño no se improvisa. Exige criterio técnico, cumplimiento de normativa y selección de equipos acordes al uso del edificio.
En esta guía repasamos funciones, tipologías y criterios de elección para acertar en proyecto, instalación y mantenimiento.
Es el alumbrado que entra en servicio al perder la alimentación normal y garantiza niveles mínimos de visibilidad para salir con seguridad o proseguir tareas de riesgo. En España, el REBT (ITC-BT-28) exige alumbrado de emergencia en vías de evacuación, locales de pública concurrencia, aparcamientos, centros de trabajo y otras zonas definidas por proyecto.
La UNE-EN 1838 fija requisitos de iluminancia, uniformidad, direccionalidad y tiempos de conmutación. Las luminarias deben cumplir UNE-EN 60598-2-22 (requisitos particulares para luminarias de emergencia) y disponer de marcado CE conforme a la Directiva de Baja Tensión 2014/35/UE y EMC 2014/30/UE, entre otras que apliquen.
Autónomos: cada luminaria integra batería, cargador y electrónica. Ventaja: instalación sencilla, cableado estándar y sectorización fácil. Requieren plan de mantenimiento de baterías y pruebas periódicas.
Centralizados: alimentación de respaldo desde un cuadro o SAI central. Ventaja: supervisión global, baterías en cuarto técnico y vida útil mayor. Exigen diseño de cableado específico, protección contra incendio y cálculo de autonomía del sistema.
Permanente (SA/SE): la luminaria permanece encendida con red y con batería al fallo. Útil en pasillos, halls y zonas donde se desea luz ambiental constante.
No permanente (SO/Non-Maintained): se enciende al corte de red. Ahorra energía en servicio normal. Adecuada en salas, almacenes o cuartos técnicos donde la luz de emergencia solo se necesita en fallo.
Guía a los ocupantes hacia la salida. La UNE-EN 1838 exige niveles mínimos en el eje de la vía y en puntos singulares: cambios de dirección, escaleras, intersecciones y salidas. La señalización debe ser visible, legible y mantener contraste con humo ligero.
Evita aglomeraciones y caídas en espacios amplios como salas, naves o aparcamientos. Busca un reparto homogéneo que permita orientarse y localizar salidas sin deslumbramiento.
Mantiene niveles superiores para finalizar tareas peligrosas con seguridad: cuadros eléctricos, procesos industriales, laboratorios o salas con maquinaria en movimiento. Requiere diseño específico y validación en campo.
Bajo consumo, larga vida útil, menor estrés térmico y buena respuesta con batería. Simplifican mantenimiento y reducen carga del sistema auxiliar. El diseño óptico debe controlar el deslumbramiento y asegurar uniformidad.
Pictogramas de salida, flechas de dirección y marcaje de rutas. Pueden ser LED con alimentación y respaldo o fotoluminiscentes si la normativa local y el proyecto lo permiten. La visibilidad a distancia y el ángulo de visión son clave.
Equipos diseñados como emergencia desde fábrica o kits que convierten una luminaria general en emergencia. Al usar kits, conviene verificar compatibilidad, flujo en modo batería, autonomía y ensayos según UNE-EN 60598-2-22.
Pasillos, escaleras, aseos, salas de máquinas, aparcamientos, zonas exteriores cubiertas… Cada área pide niveles y disposiciones distintas. El plano de evacuación manda. La coordinación con PCI, señalética y puertas cortafuegos evita interferencias.
La mayoría de proyectos exige 1 h o 2 h. En ciertos usos se pide 3 h. Debe definirse en memoria y verificarse en ensayo. La autonomía real depende de temperatura, envejecimiento de baterías y régimen de prueba.
Sistemas autotest o monitorización por bus (p. ej., DALI) ahorran tiempo y mejoran trazabilidad. Registra mensual y anual: conmutación, duración y estado de baterías. Valora IEC 62034 para funciones automáticas de prueba en el diseño.
Empotrable, superficie, suspensión o pared. Accesorios de paso, prensaestopas y grado de protección acorde a polvo y humedad (IP) y resistencia mecánica (IK). Planifica la reposición futura y accesibilidad sin medios auxiliares.
Como conclusión señalamos que a iluminación de emergencia salva vidas, reduce tiempos de evacuación y acota riesgos.
Elegir entre autónomos o centralizados, permanente o no permanente, y ajustar la función a cada espacio marca la diferencia. Apóyate en REBT ITC-BT-28, UNE-EN 1838 y UNE-EN 60598-2-22 para validar el diseño. Exige marcado CE y documentación técnica completa. Un plan de mantenimiento con pruebas periódicas asegura que el sistema responda cuando la red cae. Diseño riguroso, equipos certificados y verificación constante: esa es la base de una instalación fiable.
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